LOS VISADOS


Hola, mis patatitas...


¿Los visados? ¿Qué tiene de interesante un trozo de papel? Pues podrá parecer una tontería, pero ¡¡NO LO ES!! Soy una persona extremadamente meticulosa con todo lo que hago y más si tiene que ver con papeleo, que por algún lado me tiene que salir mi vena administrativa estudiada. 


Perdí esas mañanas de mi quincena de vacaciones laborales en las que poder retozar en la cama hasta que Patatita se impusiera para levantarse... Nunca volverán esas horas invertidas en recorrer distintos puntos de la capital Andaluza en pleno agosto a 50 grados a la sombra, ni tampoco los Euros invertidos en botellitas de agua fresca para hidratar el gaznate... Y todo porque tuvimos que pedir mil y un documentos para enviar a la embajada Sudafricana para conseguir los visados. (Tened en cuenta mi grado maniático organizador... No, no soy normal).
Certificado de penales, informes médicos y radiológicos, certificados de nacimiento, padrón, ADN, talla de calzado, grupo sanguíneo, vacunas, color preferido, colonia al uso, gustos musicales, ¿de dónde es? ¿A qué dedica el tiempo libre? ¿Es un ladrón que lo ha robado todo?
En fin... ¿Os hacéis una idea? 


Así que para mí, el día que llegaron en ese precioso sobre inmaculado con un pos-it arrugado (que se había olvidado mi colega administrativa pertinente de quitar), fue un día en el que pude respirar MUUUY TRANQUILA, porque ya los teníamos con nosotros.

Un pasito más para que todo comenzase... 






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